Sin duda, las circunstancias en las que las personas crecen dejan marcas imborrables en todos nuestros actos y sentimientos futuros. Personas que han estado rodeados de sociedades tolerantes, abiertas y culturalmente avanzadas adquieren conocimientos y tienen vivencias que los hacen ser de una manera determinada. Personas que que han resistido guerras, persecuciones y represión social, adquieren otras miradas de la vida, siguen cursos que desencadenan en desafección y por lo general (y a pesar de que resulta odioso generalizar), son personas grises. Colorido y gris. Son las opciones que nos presentan nuestras sociedades. ¿Opciones?, pareciera ser que no es así..más bien imposiciones. Determinantes. Así mismo, personas que han sufrido etapas dolorosas, infancias solitarias, momentos continuamente difíciles, pareciera ser que las heridas resurgen a medida que van creciendo. Pero existe cura. El actuar y reconocerse es mi modo de hacerlo. Y eso no tiene nada de gris. Pero si, “Pérsepolis” se presenta como una animación gris. Y esa tinta carboncillo del dibujo marca una pauta en todo el film. A pesar de que siempre he tenido un rechazo casi no entendido por las películas animadas, asignándoles un prejuicio per sé, al no querer intentar transmitir lo mismo a partir de las bondades del cine tradicional (actuaciones, belleza desechable, fotografía y la acción de los milímetros y aquellos espacios lejanos inalcanzables), a la hora de ver a aquellos monitos, me doy ánimo solito y les doy la oportunidad. Por suerte, está última no me ha defraudado, ya que utiliza todos los recursos por los que siempre, y ahora pensando un poco mejor, me atraen finalmente las películas animadas (lo de saltar de un lado a otro, mantenerte alerta con las expresiones, y la historia...principal elemento de enganche). Entonces, esta es la historia de una niña que crece hasta ser una adulta con una linda peca negra en su nariz. Vive en Irán y sus padres son opositores al reinado del Sha de Persia imperante hasta ese momento (y de ahí Persépolis, polis = ciudad y bla bla bla). Se pregunta cosas en cada una de las etapas que nos muestran. Primero desde la infancia, Marjane, nuestra protagonista, lleva una vida cargada de blancos y negros bellos (los grises), queriendo saber esto y aquello, habla con Dios, dice que es una profeta, quiere estar presente en las conversaciones de los adultos y sabe que algo anda mal por ahí, el tufillo raro de que puede pasar algo. Y así es, ya que su país se convierte al Islamismo y todo cambia. Las costumbres se vuelven ortodoxas, especialmente para las mujeres, que no pueden mostrar sus bellas cabelleras a la hora de pasear por las calles de Teherán, lugar en el que se desarrolla la mayor parte de la película. Por lo menos eso es lo que rescata nuestra niña que se siente en un estado límite. Seguramente, otras situaciones producen mucho más estupor, pero desde la mirada femenina de Marjane, todo es tan distinto a las costumbres occidentales a las que ella estaba un poco más habituada a partir de su propia familia, que las libertades y derechos individuales pasan a un segundo-primer plano. La guerra con Irak marca un precedente. Los dos polos del mundo se enfrentan en este territorio.
De ahí en adelante, podemos darnos cuenta como la sociedad de Irán comienza a marcar la vida de Marjane, siendo reprimida en sus actos, voces y sueños. Quiere estar en otro lado, y su abuela aporta con otro tanto al contexto, a partir de conversaciones locuaces, irónicas y por qué no, graciosas. Pena, mucha tristeza hay en la película. Crece y las marcas ya son heridas que la hacen huir de este lugar-nación, buscando su identidad, sus primeros amores, sus primeras libertades no libertades en tierra extranjera. Aunque Marjane siempre fue libre dentro su cabeza (hasta cierto limite se comprenderá) Adolescente viaja, y descubre. Ríe, pero llora. Es y no es. No sabe. No quiere. Quiere. Pero lamenta. Y sufre. Su familia la acompaña en cada uno de esos instantes. Y lo mismo. Sufren, son y no son. Quieren, pero no pueden. Una vida desgarrada por el conflicto de su país, la identidad no madura y situaciones sin resolver.
¿Qué responsabilidad tenemos como sociedad para con las personas? Toda la responsabilidad. Las debemos proteger, cuidar. Deben ser receptoras de un ambiente sano, de crecimiento y apoyo. El desafío de parecer y ser, a partir de nuestras propias voluntades, buscando en la esencia de nuestra existencia. Razón por la cual estamos en este mundo. Traición y poder, influencias. Amor y humildad, libertad. Convertir los colores grises en matices mezclados de color refulgente. Esperando y trabajando por una sociedad mejor. Marjene no lo logra. Muchos más tampoco. Evolución mundial. Veremos que pasa. Seamos nosotros los que aportemos color a ese mundo gris que no me gusta cuando se presenta ante mis ojos de esta manera, que me produce desazón y me inquieta a la hora de cerrar mis ojos. Por eso, trato de actuar, de moverme. Y es por eso que me gustó Persépolis, y es por eso también que no me defrauda la animación con buenas historias. Porque es sincera con lo que pasa, porque muestra lo que podemos hacer al truncar sueños, infancia y finalmente vida. Hay que hacerse cargo de eso. Y pronto. Y somos también nosotros los que debemos, de alguna manera, buscar el camino para encontrarnos. Y también, a mi gusto, debe ser pronto. Para que de una vez por todas comencemos a disfrutar.
FICHA TÉCNICA
Título original: Persépolis
País: Francia, USA
Estreno en USA: 25/12/2007
Estreno en España: 31/10/2007
Estreno en DVD (venta): 31/03/2008
Edición especial: 31/03/2008
Productora: 2.4.7. Films , Sony Pictures Classics
Director: Vincent Paronnaud, Marjane Satrapi
Guión: Vincent Paronnaud, Marjane Satrapi
Reparto: Chiara Mastroianni, Catherine Deneuve, Danielle Darrieux, Simon Abkarian, Gabrielle Lopes Benites, Gabrielle Lopes, François Jerosme, Arié Elmaleh, Mathias Mlekuz, Jean-François Gallotte
Persépolis es una película que tenemos disponible, por lo que si quieres verla, cominicaos!